Hola de nuevo ucieros
Resulta extraño que en una unidad de cuidados intensivos no se escuche nada, que reine el silencio. Alarmas y avisos de perfusiones, respiradores, monitores… Tanto, tanto ruido, como diría el maestro Sabina…
Si a ello añadimos las conversaciones de los profesionales (muchas veces, con escaso contenido profesional, más bien personal), podemos encontrarnos con un ambiente insoportable de trabajo, haciendo honor a la definición de ruido
«Del latín rugĭtus, un ruido es un sonido inarticulado que resulta desagradable.»

Y es cierto, resulta desagradable esa mezcla de conversaciones, alarmas de equipos electrónicos (necesarias pero en ocasiones excesivas en tonos, volumen y disparidad), politonos de móviles y televisiones conectadas.
Y sorprende que en momentos de verdadera urgencia, cuando la vida del paciente está en riesgo, el silencio predomina: se necesita concentración, escuchar sin errores las órdenes de los compañeros médicos, no hay bromas, chascarrillos, móviles ni televisiones. Silencio para escuchar. Silencio para concentrarse y trabajar. Y si existen sonidos (no ruido, porque tienen significado), son necesarios.
Tal vez debamos reflexionar sobre si podemos en condiciones de mayor relajación, en Unidades de Críticos o en otras zonas del Hospital, los profesionales podemos mantener niveles de sonido más bajos y si todos los que generamos son necesarios. No se trata de no hablar, ni comentar, ni nada parecido. No se trata de prohibir. Se trata de escoger si el lugar es el adecuado para añadir nuestra conversación, experiencia o comentario a otros mchos sonidos que pueden, en su conjunto, resultar altamente molestos.
Para nosotros, pero sobre todo para los pacientes a los que cuidamos.
@uciero
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