Hola de nuevo ucieros!!!!
aún con la situación de pandemia a cuestas y muchas dudas sobre la mesa, nos encontramos en nuestros Hospitales (al menos el algunos de ellos) con estudiantes de cuarto de Enfermeria en prácticas.
Reconozco que en algunos casos adaptarse a un nuevo servicio en el que quieres aprender supone un enorme esfuerzo, sobre todo porque te sientes evaluado y no siempre acompañado en este proceso de aprendizaje.
Hace algún tiempo publiqué una entrada que te puede ayudar a sobrellevar esas incertidumbres, que aunque iba destinada a profesionales, es de aplicación en casi toda su totalidad a estudiantes: puedes verla aquí.
Y también mi buen amigo Pablo Sánchez daba buenos consejos en su canal de Youtube.
Pues bien, nuestros alumnos vienen ansiosos de aprender de técnicas especificas de UCI (canalizaciones PICC, Arterias, Cardioversiones, manejo de pacientes en Pronación, ventilación mecánica, hemofiltración…) y en ocasiones, no siempre pero a veces, nos olvidamos de lo que Gabi Heras definía como El cuidado de lo Invisible en esta brillante intervención.
A vueltas con todo ésto, recibí hace pocos díasen Instagram un texto que refleja la importancia de lo invisible, de aquello que se escapa a los ojos… al menos a algunos. Esta es su historia, y la de la estudiante de enfermeria que vio más allá de un tráfico complicado…
Te voy a contar algo que me pasó en febrero.
Yo vivo en Castellón, tenía mi alquiler con mi novio y nuestra hija, me estaba sacando las 3 asignaturas que me quedaban para la ESO y por fin… Por una vez en mi vida, me sentía feliz, dispuesta a plantarle cara a la agorafobia y seguir adelante con mi vida.
Llega el 6 de febrero y pasa esto.

Un coche nos atropella a mi hija y a mí, suerte que mi instinto de madre hizo que la protegiese (sólo recuerdo girarme, impactar mi cabeza contra el parabrisas y despertarme bajo el coche con la rueda trasera a 2 dedos de mi cara).No quiero recordar qué más vi porque el llanto acude solo, junto a temblores y a la gran pregunta «¿por qué lo hizo?» Me dejó pasar aminorando su coche hasta casi frenar y a mitad del paso de peatones aceleró… Preguntas sin respuesta.
Bueno, pues vienen, me meten en una SAMU, no paran de insistirme en que no cierre los ojos pero hago caso omiso… Sólo quiero relajarme, sólo quiero que mi corazón se calme, sólo quiero entenderlo y sobre todo… Sólo quiero que mi ataque de ansiedad no salga, las de la SAMU al ver que yo hablaba con los ojos cerrados y les dije mi nombre, apellidos, los de mi hija (se la llevaron en una SVB) y mi SIP pues ya me dejaron calmarme.

Llego al hospital, veo a mis padres como nunca les he visto (y mira que he pasado por cosas tremendas y me he pasado media vida en el hospital)…
Veo a mi novio destrozado y me enfado «¿quién está con mi hija si él está aquí?»
Entonces aparece ella: mi protectora, una chica que era estudiante de 4º creo que dijo. Yo buscaba que alguien me diese la mano, no quería estar sola, todo el mundo lloraba (incluso muchos que estaban en esa sala conmigo) y nadie me cogía la mano… Pero llegó ella, con los ojos inundados de lágrimas aguantando las ganas de llorar, sonriendome y diciendo «tranquila, estoy aquí, no te voy a soltar»
Y no me soltó.

Yo la miraba y me sentía segura, nos separaron y al ponerme los tranquilizantes no noté nada de dolor en ningún momento, ella venía cada 10 minutos a cogerme la mano en observación, a sonreírme, a contarme cosas de ella y preguntarme cosas sobre mí, a olvidarme de todo…
Y ella misma fue la que salió y le dijo a mis padre y novio que estaba bien pero que no podía decirles más ya que ella sólo era una estudiante… ¿Sólo una estudiante? No, ella era MI ÁNGEL.
Ella fue quien hizo que todo lo pasado fuese menos doloroso, solo un gesto necesité y ella lo tuvo, hay que ser valiente para sostener la mano a alguien que pensaban que estaba en lo peor…
Toda la familia pensaba que iba a morirme, porque me vieron hinchada, llena de sangre toda la cara (toda, incluso por los ojos) y nadie les decía nada.
Cuando pasó el tiempo (para mí minutos, para los de fuera horas) conseguí bajar las piernas y el doctor que me llevaba se alegró muchísimo, pues todos creían que me quedaría en silla de ruedas toda la vida. Pero eso no pasó, por suerte.

Una fractura de pelvis, una mandíbula rota desplazada del sitio (que me van a operar), una cicatriz en el bajo de mi espalda de la rueda y 2 dientes menos. Al día siguiente apareció ella de nuevo y recuerdo que pensé «es preciosa, qué vergüenza que me haya visto así» . Y se ve que se lo dije, porque mi madre me dijo que ella se puso roja, se empezó a reír, dice mi madre que le dije «qué guapa eres, si no tuviese pareja te pediría una cita» Pero no recuerdo mucho de los 2 primeros días allí, llevaba 4 goteros puestos: sedación, algo para el dolor e hidratación.
Como para acordarme de lo que decía jajajaja si yo hace años dejé las pastillas de diazepan y demás, lógico que ni me acuerde xD
Y me dio rabia ser tan estupida de no pedirle el número de teléfono…
Vino a mi habitación, cogió mi mano, acarició mi pelo y de repente se le escaparon unas lagrimillas… «¿Qué pasa?» Y me dijo: «que vengo a despedirme de ti, porque ya he acabado las prácticas y me voy a mi pueblo a trabajar»Se notaba que ella no quería irse, quería quedarse hasta que me fuese a casa y yo ¿qué te digo? Que me encantó… Y no recuerdo su nombre ni su pueblo.
Recuerdo sus gafas, su pelo rizado, su sonrisa preciosa, sus manos suaves, su risa tímida, sus ojos marrones llenos de lágrimas, sus «xa, qué tonta eres, si estás guapa igual» Cuando dije lo de mis dientes… Su voz delicada…
8 meses han pasado, la he buscado en todas partes y no la encuentro, quisiera hablarle y decirle muchas cosas y si no estuviera el COVID pues abrazarla y darle las gracias por ser mi ángel aquél día…
Tengo fe de que algún día la volveré a ver.

Y bueno, yo ya ando, salto, corro y bailo; aún me faltan los dientes porque hasta que no me opere no pueden ponérmelos, y no me pueden operar hasta que me empaste las muelas que me faltan por empastar y me hagan una limpieza.
Sueño con esa chica muy a menudo, que le acaricio la cara, que nos abrazamos, que nos reímos y me despierto pensando «me jode no haberla encontrado».
Queridos estudiantes… somos privilegiados, porque estaremos junto a las personas en los momentos más complicados de sus vidas (también en algunos de los más hermosos, como los nacimientos).
No olvidemos, además de aprender las técnicas, cuidar lo invisible.
Porque en ocasiones, lo esencial, lo que acude a la memoria cuando el tiempo pasa, es invisible a los ojos.
elenfermerodelpendiente